El 21 de marzo, día internacional contra el racismo, nos brinda cada año la oportunidad de crear un mundo más solidario. Desgraciadamente o afortunadamente, la posibilidad de cambio está siempre en nuestras manos.
En los últimos tiempos las actitudes racistas y xenófobas son cada vez más habituales. Cada vez son más las personas que intentan entrar en la fortificada Europa huyendo de los conflictos, la violencia y la miseria. En el camino reciben malos tratos, tortura, violaciones, explotación, raptos, trata, sometimiento y está muriendo mucha, muchísima gente también en el camino.
Pero parece que no importa. Como que sus vidas tuvieran menos valor. ¿Cómo es posible admitir lo que está sucediendo con los refugiados en Grecia y en otros lugares? Paraíso feliz. ¿Paraíso? ¿Feliz? ¿Para quién? ¿Dónde? ¿Cual?¿Europa?
Mientras tanto los gobiernos europeos miran para otro lado y fortifican las fronteras quebrantando sus propios tratados. Es como si olvidáramos que no hace mucho tiempo, fueron muchísimas las personas que se marcharon de Europa a América por las mismas razones por las que ahora vienen de Siria.
Radicales de ultraderecha, políticos sin escrúpulos y algunos medios de comunicación, hacen una gran labor deformando la realidad, haciendo responsables de nuestros males y miserias a las personas migrantes y subrayando que son de culturas diferentes. Mientras, no se publica toda la verdad y nos creemos lo que nos cuentan, como nos lo cuentan.
¡Lo que nos viene no es mejor! ¡La fuerza de gobernantes que no quieren recibir refugiados en Alemania! ¿Dónde quedan el derecho a circular libremente, de ser tratados/as de forma igualitaria, de recibir protección? Porque todas las personas somos iguales, salgamos de este sinsentido, ¡Ahora!
Bego Zestau Baraibar. Técnico del Servicio de Inmigración.
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